Entre las muchas empresas apasionantes que plantea la aventura intelectual, destaca de forma excepcional la que sitúa frente a frente dos tipos de discursos singulares, el científico y el religioso. A lo largo de la historia de las ideas, y desde no pocos puntos de vista, esta relación se ha concebido como contrapuesta e irreconciliable, pero tanto en el pasado como en el presente de la ciencia han sido numerosas y destacadas las voces que han argumentando a favor de la compatibilidad de ambos discursos.