Rodrigo Manrique, Maestre de Santiago, muere en noviembre de 1487. A su muerte, su hijo, Jorge Manrique, concibió sus Coplas a la muerte de su padre, una elegía poética donde se combinan tradición y originalidad, elementos medievales junto con otros que anuncian el incipiente Renacimiento. No son sino una reflexión sobre la vida, la fama, la fortuna y la muerte, bajo el prisma de la resignación cristiana; pero acaban por ser también un canto a la vida en medio de la tradición cuatrocentista de la muerte.