Las teorías tibetanas dicen que los hijos eligen a los padres. Según esta visión de la vida, tres meses antes de iniciar la gestación, cada alma elige de acuerdo con las lecciones que debe aprender en esta vida. De los vínculos divinos en la Tierra, el más poderoso es el de la madre, porque nos genera un aprendizaje profundo, tan doloroso que a veces lastima; tan amoroso que, en ocasiones, mutila y sobreprotege. Todo en nombre del amor.