Los mundialmente famosos cuentos de la selva de Horacio Quiroga son, en realidad los cuentos que un gran cuentista literario inventaba a sus hijos para divertirlos.
Apartándose del tema alucinante que caracterizaba a sus otras narraciones, Quiroga recrea el lenguaje de los niños para contar vidas de hombres animales en pequeñas historias llenas de ternura y que tiene esa rara magia que solo pueden descubrirse en las viejas leyendas populares.
La abeja haragana, la tortuga gigante, la guerra de los yacarés, traen el mundo de misiones a la cabecera citadina de millones de niños de Hispanoamérica que se deslumbran en esa majestuosa comunión del hombre con la naturaleza y sus inesperados habitantes.