Conceptos en principio antitéticos, el Estado y los anarquistas han mantenido una dura guerra en los últimos dos siglos. En España las ideas ácratas, de larga persistencia y extensión territorial, inspiraron organizaciones de masas. Es el caso del movimiento obrero, desde su nacimiento hasta la consolidación del anarcosindicalismo. El fracaso del golpe de Estado de julio de 1936 dio paso a un proceso revolucionario, el último intento de transformación social realizado en Europa, inspirado en gran medida en los planteamientos anarquistas.