Un emperador aficionado a los trajes decide contratar un par de sastres, quienes le aseguran que harán para él un vestido invisible solo para las personas que no sean leales ni trabajadoras. El famoso vestido no existe, pero nadie es capaz de aceptar que no ve nada y así el emperador desfila desnudo por el pueblo. Al final de esta historia se descubre que no hay nada más sincero que la espontaneidad y sinceridad de los niños.