es a través de la parábola del hijo pródigo (lc. 15, 11-31) en donde dos rasgos propios de lo humano como son la falla y la compasión son tratados de forma original y contundente. la actuación del padre, que es la figura central de la obra, en contraste con las conductas perfeccionistas de los hijos, postula las bases para construir una ética del límite.
la parábola harto conocida, evidencia la condición frágil del hombre; pero por otra recurre a la clemencia, ante esa misma condición. lo propio del ser humano: la falla y la compasión, quedan enlazados. desde este punto de vista, la parábola es el triunfo de lo humano (entendido como compasión) sobre lo ?humano? (entendido como error). la desorientación del hijo menor de su propia indigencia como ser falible queda reparada en la acogida de la indigencia: lo perdido vuelve a ser hallado.
desde esta visión, en la parábola del hijo pródigo nada se pierde. es así que la ética del límite se vuelve ética para errantes, es decir, orientación y afirmación de la propia humanidad.
la autoaceptación es el acto central de la ética que se presenta aquí, con la mirada del autor de la terapia de la imperfección.