Imagina que un día, de repente, tu padre vuelve a casa transformado en un monstruo. Un monstruo malhumorado que insiste en comer cangrejos con salsa de chocolate blanco y que, a la mínima, expulsa sapos repulsivos por la boca. Pero cómo puedes luchar contra aquel estúpido monstruo peludo si tú aún estás dentro de la barriga de tu madre. Y cómo la podrías ayudar.