El medievo se identifica frecuentemente como un periodo oscuro, fanático y sangriento, en el que la razón está ausente, por lo cual nos resulta atractivo estudiarlo.
Pero una vez que tenemos contacto con los materiales que existen respecto al pensamiento filosófico de ese entonces, nos maravilla la lucidez de sus autores, quienes nos invitan a reflexionar profundamente acerca de quiénes somos y cómo es posible el conocimiento humano.
Igualmente encontramos temas que son actuales, como el problema del origen del lenguaje. El aprendizaje, los procesos intelectuales, la ética; todo de gran importancia para estudiosos de las ciencias sociales y de las humanidades, principalmente.
Este breve texto tiene el propósito de motivar el estudio desprejuiciado de las filosofías de San Agustín y de Santo Tomás, exponentes de dicha época, para encontrar en ellos interesantes respuestas pero, sobre todo, grandes incógnitas que nos mantengan trabajando en las problemáticas de la psicología y la filosofía.