La teoría de la sociología científica tiene como fundamento una afirmación de Émile Durkheim; por su naturaleza, la sociedad es una realidad distinta a las realidades individuales; todo hecho social tiene como causa otro hecho social y nunca un hecho individual. Las reglas del método sociológico profundiza acerca de estas concepciones y a la vez critica distintos métodos -entre ellos el de Comte y el de Spencer-, proponiendo nuevos caminos para el estudio sociológico. Durkheim realiza una distinción esencial: que el objeto de esta nueva ciencia sea específico, distinto de los objetos de las demás ciencias, pero que puede observarse y explicarse como ellas.
Un ejemplo de su procedimiento puede ser el que hace respecto a la religión y su papel dentro de una sociedad: por una parte analiza que la exaltación colectiva provocada por el agrupamiento de individuos en un mismo lugar, determina la manifestación del fenómeno religioso e inspira el sentido de lo sagrado; por otra parte, sin saberlo, los individuos adoran la propia sociedad.
Durkheim es preciso en su exposición. Define el fenómeno de que se ocupa, refuta las interpretaciones anteriores; concluye con una explicación sociológica del fenómeno estudiado. De esta manera consigue su objetivo fundamental: mostrar que puede y debe existir una sociología basada en lo objetivo, en la evidencia, donde el hecho social sea específico y creado por la asociación de individuos.
A través de las obras de Durkheim no sólo se entenderá mejor a la sociología contemporánea, sino que, además, el lector puede dar grandes pasos en la comprensión de esta ciencia.