La logoterapia busca, a través de la relación entre el terapeuta y la pareja, des restringir lo espiritual en cada uno para así elegir quizá modos de ser con el otro más sanos y auténticos. Esto no significa que sea un objetivo que la pareja continúe sino que logren verse mejor a sí mismos y mutuamente para así tomar decisión. La comunicación es el sustento de la relación de pareja, siempre que esta sea auténtica, propia y trascendente. Cuando la comunicación es inauténtica, es decir, alejada de lo verdadero, huidiza, indirecta, la intencionalidad no apunta con claridad hacia el otro, y el contenido vivencial del amante, el cual es un mensaje existente, queda atrapado en la inmanencia, sin dar el salto, evidenciando un espacio entre los amantes que es percibido como una gran distancia. En la terapia podemos trabajar en base a tres premisas indispensables para que pueda desplegarse una comunicación auténtica. Toda relación sana implica que la pareja se arriesgue a abrirse y salir al encuentro del otro, verlo y dejarse ver, y esto puede darse si se atreven a decir, pedir y preguntar, tres cosas que cuestan, porque implica quitar el techo, abrir la puerta, expresarse genuinamente y quedar a la intemperie. Al decir, el amante expresa su verdad al amado, pone sobre la mesa su sentir original, su pensar, sus deseos, sufrimiento, expectativas, necesidades, alegrías e insatisfacciones en relación al otro, y si bien se arriesga, también puede encontrarse con él.