A sus 44 años, Ricardo Blanco ha conseguido encauzar una vida sin norte montando en su ciudad, las Palmas de Gran Canaria, una agencia de detectives. El encargo que le hace una bella mujer de investigar el aparente suicidio de su novio lo sumergirá en dos mundos seductores pero al cabo peligrosos: los bares, los cruceros y las fiestas de los niños bien de Las Palmas, con su insultante vocación de impunidad, y la atracción fatal de su clienta, María Arancha.