Renée Ballard trabaja en el turno de noche en Hollywood; empieza muchas investigaciones pero no termina ninguna, porque cada mañana entrega sus casos a los detectives del turno de día. A la que fuera prometedora detective le han asignado ese puesto como castigo después de presentar una demanda por acoso sexual contra un superior.
Sin embargo, una noche le tocan dos casos de los que no quiere desprenderse; la brutal paliza a una prostituta que es abandonada y dada por muerta en un aparcamiento, y el asesinato de una joven camarera durante un tiroteo en un club nocturno.