Lena es una niña a la que no le gusta que le lleven la contraria. Está harta de que sus padres nunca la obedezcan y siempre la contradigan. Así que decide ir a ver a un hada. Ésta le da dos terrones de azúcar y le dice que se los ponga a sus padres en el té o el café. Una vez que se los hayan tomado, sus padres encogerán la mitad de su tamaño cada vez que no hagan lo que Lena dice. Así lo hace la niña. Sus padres encogen y encogen hasta que se quedan muy pequeños. La niña se da cuenta de lo que ha hecho y de lo mucho que necesita a sus padres.
Va a ver de nuevo al hada. Ésta le dice que la única solución es retroceder en el tiempo y que sea ella la que se tome los terrones de azúcar. La niña lo hace. Sus padres se dan cuenta de que a la niña le pasa algo raro porque obedece en todo. Al final, Lena les cuenta lo que ha pasado. Su padre le dice que el azúcar se consume muy pronto y que ya no debe de quedar nada en su cuerpo de esos terrones. Así que Lena lo contradice y ¡no encoge! A partir de ese día, Lena y sus padres sólo se llevan la contraria cuando es estrictamente necesario.