«Detrás de cada game over, siempre hay otro play again.»
Esta es la historia de una gran amistad. Tanto Rubén (el Ruby) como Lamberto (el Roxy) son íntimos amigos de lo ajeno y tienen mucha prisa por devorarse la Ciudad de México al ritmo de The Clash. Corren los años ochenta. No hay teléfonos móviles, cámaras en las calles ni mensajes de texto. El mundo es hoy tan libre que no faltan los crápulas ansiosos de torcerlo para su provecho. Y en tal medida abunda el bandidaje que confiar en tu sombra es un riesgo que puede salir caro.
Los años sabandijas atraviesa la década de punta a punta, entre todo un elenco de pícaros, beldades, matones, desnudistas, herederos, travestis, vedettes, raterillos, socialités, devotos y forajidos financieros: la fauna citadina que recorre estas páginas al modo de una huida desenfrenada, con la avidez a cuestas y el botín en el aire. Una novela plena de adrenalina, vértigo y malandrinaje, donde el alma más pura enseña el cobre y cada nuevo día insiste en ser el menos pensado.
ENGLISH DESCRIPTION
After every game over there is always another play again.
This is the story of a great friendship. Both Rubén (Ruby) and Lamberto (Roxy) are extremely fond of other peoples belongings and cant wait to devour Mexico City to the rhythm of The Clash. It is the eighties. There are no mobile phones, no street cameras or text messages. The world today is so free, that there is no shortage of scoundrels eager to bend it to their advantage. And banditry abounds to such an extent, that trusting your own shadow is a risk that could cost you dearly.
The Scoundrel Years goes through the entire decade from beginning to end, among a full array of rascals, beauties, thugs, strippers, heirs, transvestites, vedettes, petty thieves, socialites, worshipers, and financial outlawsthe city fauna that runs along these pages in the manner of a rampant escape, greed on their shoulders and loot in the air. An adrenaline-packed novel, full of vertigo and wickedness, where the purest soul shows its true colors and each new day insists on bringing the least expected.