Nacida en Skopje (Albania), la Madre Teresa de Calcuta desarrolló buena parte de su obra en la India, asistiendo a los pobres y enfermos de ese superpoblado país. Aunque de aspecto físico insignificante, esta mujer encarnó algunos de los más altos valores que dignifican al ser humano: compasión, generosidad, solidaridad, respeto por las creencias de los demás, alegría y esperanza; y ello por encima de sus profundas creencias religiosas personales, que le proporcionaron la fe y el vigor necesarios para acometer una de las obras sociales más dignas de admiración del siglo XX. En contra de su voluntad, en 1979 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz, y en octubre de 2003 fue beatificada por Su Santidad el Papa Juan Pablo II.